Un post diferente ( o muy típico, según se mire) sobre regalos navideños.
Y mi primer regalo de Navidad me llegó inesperadamente hace ya una semana; cuando la cena de empresa de mi marido me regaló un sábado noche a solas con mi pequeñajo, todo un pequeño gran hombre. Empecé la tarde de mal humor al no conseguir que durmiera la siesta, quedándome yo sin la mía... y de repente me doy cuenta que él sabe perfectamente cómo tratarme y darme cariños y mimos en esos momentos precisos. ¿ Cómo desperdiciar esas horas con mi hijo? Solamente pasamos juntos los fines de semana! Lo miro; ¡cómo han pasado de rápido estos casi tres años! Él me preguntó si yo estaba contenta, ¡cómo no estarlo! Y aún así hay muchisísimas veces que no lo estoy! Los madrugones, los atascos, los nervios por y en el trabajo, las facturas pendientes, ese constante sentimiento de culpa por tener tiempo para todo y todos. Y el tiempo que tengo, aún sin haber aprendido a disfrutarlo!
Las semanas pasan casi sin que pueda darme cuenta, sin ser casi consciente, abrumada por la rapidez del día a día, agotada, enfadada conmigo misma muchas veces, consintiendo al niño por pereza y cansancio, incapaz también de aguantar un rato más despierta y poder tener un rato de pareja, contándonos nuestras jornadas... Hasta que hay instantes en los que algo te pellizca dentro; una palabra, algún gesto, un detalle y ves lo grande que es lo que tienes. Así, con toda la cursilería, como un gran tópico, pero que en el fondo, uno sabe que es cierto.
Otro regalazo tópico pero que no me canso de repetir: la familia. Disfrutar de unas fiestas en familia, comiendo, riendo, apreciando la compañía. Sin que la falta de alguien especial deje de notarse pero que no duela como antes, recordando tiempos pasados con nostalgia pero sin pena ni rabia. Con alguna lágrima quizá, pero de esas que yo llamo de tristeza buena. La alegría de los niños, que todo lo cura. Estar con los que realmente se quiere, pese a compromisos con los que hay que cumplir en estas fechas.
También los regalos materiales, por supuesto... La cara de mi hijo recibiendo de manos de Papa Noel su deseadísimo Seat de juguete no tiene precio!
Para mis últimas compras navideñas, un outfit cómodo y calentito; os enseño unos detalles que son el todo del look
Con gorro azul de punto y cuello-bufanda de flores, los dos de Avon
¡Feliz última semana del año!
Y mi primer regalo de Navidad me llegó inesperadamente hace ya una semana; cuando la cena de empresa de mi marido me regaló un sábado noche a solas con mi pequeñajo, todo un pequeño gran hombre. Empecé la tarde de mal humor al no conseguir que durmiera la siesta, quedándome yo sin la mía... y de repente me doy cuenta que él sabe perfectamente cómo tratarme y darme cariños y mimos en esos momentos precisos. ¿ Cómo desperdiciar esas horas con mi hijo? Solamente pasamos juntos los fines de semana! Lo miro; ¡cómo han pasado de rápido estos casi tres años! Él me preguntó si yo estaba contenta, ¡cómo no estarlo! Y aún así hay muchisísimas veces que no lo estoy! Los madrugones, los atascos, los nervios por y en el trabajo, las facturas pendientes, ese constante sentimiento de culpa por tener tiempo para todo y todos. Y el tiempo que tengo, aún sin haber aprendido a disfrutarlo!
Las semanas pasan casi sin que pueda darme cuenta, sin ser casi consciente, abrumada por la rapidez del día a día, agotada, enfadada conmigo misma muchas veces, consintiendo al niño por pereza y cansancio, incapaz también de aguantar un rato más despierta y poder tener un rato de pareja, contándonos nuestras jornadas... Hasta que hay instantes en los que algo te pellizca dentro; una palabra, algún gesto, un detalle y ves lo grande que es lo que tienes. Así, con toda la cursilería, como un gran tópico, pero que en el fondo, uno sabe que es cierto.
Otro regalazo tópico pero que no me canso de repetir: la familia. Disfrutar de unas fiestas en familia, comiendo, riendo, apreciando la compañía. Sin que la falta de alguien especial deje de notarse pero que no duela como antes, recordando tiempos pasados con nostalgia pero sin pena ni rabia. Con alguna lágrima quizá, pero de esas que yo llamo de tristeza buena. La alegría de los niños, que todo lo cura. Estar con los que realmente se quiere, pese a compromisos con los que hay que cumplir en estas fechas.
También los regalos materiales, por supuesto... La cara de mi hijo recibiendo de manos de Papa Noel su deseadísimo Seat de juguete no tiene precio!
Para mis últimas compras navideñas, un outfit cómodo y calentito; os enseño unos detalles que son el todo del look
Con gorro azul de punto y cuello-bufanda de flores, los dos de Avon
¡Feliz última semana del año!
Comentarios