No pensaba que escribiría este post; ayer supe que he perdido a mi bebé. Verdaderamente y médicamente hablando puede decirse que no ha llegado a ser un bebé; pero las ganas que tenía por ese conjunto de células que forman un embrión era, de repente, con la sorpresa del embarazo, mi ilusión. La idea de que 2014 iba a ser un año precioso. A pesar de las dificultades económicas, como muchas familias, que si me lees normalmente, ya sabes. En la primera ecografía, en mi embarazo de pocas semanas, no se apreciaba latido; ni siquiera el embrión. Las células que forman el embrión tras la unión del óvulo y el espermatozoide han resultado defectuosas y seguramente a las pocas horas o días de la implantación en mi útero ha dejado por sí solo de formarse, no así las células que forman la bolsa y por lo tanto ésta si está en su sitio, pero ya vacía (o con un embrión malformado de tamaño microscópico inapreciable). Pese a lo poco avanzado de mi gestación el batacazo ha sido enorme, ya que la il