A mi guisante:
Nochebuena, en el baño mi hijo de cuatro años y yo preparándonos para cenar en casa de mis suegros y con los titos y deseando ver a Papá Noel en persona entregarnos los regalos. Yo insistiéndole en algo que no recuerdo, y él me contesta “ mama, déjame y vamos a disfrutar de este tiempo juntos en la ducha”. A un niño es mejor no meterle prisa… Qué maravillosas enseñanzas trae la maternidad! (Mi hijo también opina que debería ser él quién fuera a trabajar cada día puesto que es quien más temprano se acuesta y por lo tanto quien más descansado está por la mañana para un nuevo día).
Mientras reaccionaba de el revés que acababa de darme mi hijo pensaba en la cantidad no sólo de frases sino de anécdotas, caras de póquer, momentos únicos, malabares y cansancio que se pueden disfrutar cuando se tiene más de un hijo. Como se suele decir, cuánto tenemos que aprender de los niños!
Aún no sabía que estaba embarazada, otra vez…
Lo mejor de las fiestas han sido sin duda los momentos que me ha dado mi pequeñajo; que por suerte, aún no se ha dado cuenta que Papá Noel lleva deportivas y dilataciones y llega siempre antes que el primo Denis; esto a mi sobrina, con tan sólo un año y poco más de edad, no se le hubiera escapado…
Cedo en que aún duerma con nosotros porque no sé si le gusta más a él o a mí, aunque muchas veces resulte incómodo y otras tantas amanezcamos meados todos. Quizá te llevas las manos a la cabeza; a mí me encanta darme la vuelta en mitad de la noche y abrazar a mi hijo, olerlo y muchas veces mirarlo unos segundos intentando quedármelo para mí para siempre.
No me considero muy niñera; tengo poca paciencia y me gusta tener tiempo para mí. Reconozco que, muchas veces, la maternidad me supera. Otras veces Jorge se abalanza sobre mí y su padre, abrazándonos y diciéndonos te quiero y que somos un equipo y te lo aseguro, no hace falta más…
No recoge sus juguetes, hace combinaciones imposibles con su ropa, le cuesta comer como Dios manda, siempre quiere jugar a pelota en el salón, acostarse tarde y elegir lo que ver en la tele… Puede llegar a ser agotador mantenerse firme en las decisiones de madre!
Qué decir de los gastos que conlleva un hijo y otros muchos cambios tanto físicos como anímicos y de pareja…
Ya hace casi seis años de mi primer embarazo y por momentos me da miedo volver a dormir poco, a despertarme con llantos, a las ojeras, a los nervios por no saber por qué llora ahora, a ducharse rápido, a comer con una mano y mecerlo con la otra, pañales, resfriados, tomas, … Y qué decir de esas compresas posparto; ¡nadie te avisa de ellas!
Pero con este segundo embarazo (imagino) voy a a tener, de nuevo, muchos privilegios: lucir barriga en pleno verano (voy a librarme de la operación biquini de este año), antojos inverosímiles y arranques perdonables, la sensación única e indescriptible de sentir por primera vez los latidos del corazón de mi futuro bebé, buscar nombres sin saber el sexo (dar con opciones horrorosas y por fin, SU nombre), redecorar dormitorios, notar cómo se mueve y crece dentro de mí, acariciar una enorme barriga (hasta hartarme de ella…).
Apenas hace unas semanas que sé la noticia y ya deseo ver su cara, que todo salga bien y que tenga una vida llena de deseos cumplidos… Olerlo, coger sus manitas y tenerlo en mi pecho…
Te dejo unas fotos de Nochevieja con mi hijo "mayor" en la puerta de casa donde siempre hago las fotos para el blog; mira la puerta de Jorge llena de cromos pegados!!!!!! Yo con total look en negro. Vestido de Lefties y botas de Pilar Burgos. Todo de otras temporadas. El peque con deportivas Adidas regalo de Papa Noel, cárdigan de Carrefour y jeans, camiseta y camisa heredadas de mis sobrinos.
Y para despedirme quiero compartir contigo la foto de un instante mágico; cuando tuve a mi primer hijo en brazos.
Gracias por leer. Feliz semana. Post by Merche.
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