Seis de la mañana. Aún no ha sonado el despertador y ya hace unos minutos que tengo los ojos abiertos. Me visto a oscuras; la noche anterior ya dejo preparado lo que me voy a poner. Camino al baño doy algún tropiezo; siempre hay algo en medio con lo que no contaba.
Me peino y me maquillo y antes de salir corriendo un vistazo a la habitación de mi pequeñajo. Me guardo un suspiro y la culpa por no estar con él todo lo que quisiera.
Lo primero al montar en el coche es poner Europa FM y fumarme un cigarro. Los treinta o cuarenta minutos hasta el trabajo puedo cantar, cabrearme con el mundo, reír y hasta emocionarme pero sobretodo me lleno de buen rollo y afronto el día de otra manera, sobretodo los juernes y viernes. Si no fuera por esos buenos ratos! Y por salir escopeteada para recoger al peque de la guardería!
En casa, piso un cochecito y haciendo muecas me cagüen to’.
Porque me da la gana me dice cuando le pregunto por qué pone los pies encima de la mesa; sonríe, pícaro con sus tres años, esperando mi reacción y se ríe, llevándose las manos a la boca.
Por un momento, consigo sentirme como una princesa, la reina de la república independiente de mi casa. Me retiro unos minutos a mi híper exclusivo rincón; mi habitación, con luz tenue o completamente a oscuras, según, y hago unas cuantas respiraciones profundas, con los ojos cerrados, concentrada en llenar y vaciar pecho y estómago. Mi universo.
El salón, con migas de galleta y manchas, juguetes en el suelo.
Los ratos de pareja acurrucados en el sofá, ¡bendito ese rato en el que el niño está callado! Nos miramos y nos preguntamos con qué llenábamos nuestro tiempo antes de él. ¡Cuánto tiempo libre! O es que ahora el día tiene menos horas?!
No sigo ningún programa ni serie pero me sé de memoria decenas de episodios de Doraemon.
El baño ha dejado de ser un sitio privado y ahora todo se hace con la puerta abierta. ¿Cómo una personita tan pequeña puede ocupar más de medio sofá o la cama entera y arrinconarnos de esta manera?
Me reclama en el momento más inoportuno, ¡justo acabo de pintarme las uñas con mi coral flúor! Ya da igual, se ha corrido el esmalte de las uñas de la mano derecha y por lo menos mantengo la mano izquierda casi perfecta. Bueno, mirándolas de lejos no se ven tanto los fallos. Los fallos que sí se ven y mucho son los del autobronceador. Aquí estoy, a parches, con churretes marrones y los codos y tobillos rarunos.
Comentarios
yo no soy madre, pero acabo de ser tia!!!! y ya practico algunas cosas de esas!!!!jajaja
y la alegria que dan...madre mia!!
besos :D