Hay maneras y maneras de vender.
Tengo estudios medios de comercio y mi último empleo ha sido como secretaria comercial en una empresa dedicada a la venta de colecciones de libros.
He conocido muchos comerciales y sé de cerca el trabajo que hacen. Pero cuando te sientes presionada para tratar a los clientes de una forma que va en contra de tus valores empiezas a fallar. O te hacen creer que fallas.
En mi caso estas presiones por no perder ventas no venían nunca de la Dirección, ni de la Central en Madrid; venían de mis mandos intermedios.
Me acusaban de ser demasiado amable cuando trataba por teléfono con clientes, en su mayoría personas mayores de 70 años.
Desde la distancia y la serenidad de los cinco meses que han pasado veo las cosas más claras.
Siempre me he dedicado de una u otra forma a la atención al cliente, en ventas y administración, en tiendas como dependienta. He trabajado con artículos muy diferentes en distintas empresas: libros, moda, móviles, infantil, bisutería y accesorios, ...
Para mí, el que me guste más o menos el producto a vender hace que me pueda implicar más o menos pero hay veces que jefes y jefas te contagian con su hacer. Otros, lamentablemente no.
He librado conmigo misma muuuuuuuchas batallas internas por la incompatibilidad de horarios con mi familia; la jodida conciliación... No estar todo lo que quisiera con los míos, la casa, los pagos ya son suficientes; pero si encima, haces como hacía yo, machacándome.
Hacer lo que te gusta que te guste lo que haces como para que además te veas obligada por tus superiores a actuar de una forma comercial extremadamente agresiva, que desafía cada día a tus valores, que critica tu forma de hablar y de reír.
Hasta que un día te levantas de tu mesa sabiendo que hasta aquí hemos llegado. Que ese gesto no significa sólo levantarte de tu puesto de trabajo sino levantarte y despertarte en tu vida. Un cambio necesario. Una crisis que te está ahogando, pero casi menos que tus jefes, que te exprimen la alegría y positividad que te ha costado encontrar. Quieres plantar cara a todo sabiendo que te arriesgas mucho económicamente pero ya no importa, estás en una dimensión diferente, en la que te pierdes.
No va conmigo gritarle a una señora de 75 años. Ni discutir con sus hijos. Ni hacer de teleoperadora soyundiscoralladonomeimportaloquemedices.
Desde ese día hace cinco meses soy más que nunca Los zapatos de mamá. En cuerpo y alma.
Te cuento más muy pronto! Gracias por leer. Post by Merche
Tengo estudios medios de comercio y mi último empleo ha sido como secretaria comercial en una empresa dedicada a la venta de colecciones de libros.
He conocido muchos comerciales y sé de cerca el trabajo que hacen. Pero cuando te sientes presionada para tratar a los clientes de una forma que va en contra de tus valores empiezas a fallar. O te hacen creer que fallas.
En mi caso estas presiones por no perder ventas no venían nunca de la Dirección, ni de la Central en Madrid; venían de mis mandos intermedios.
Me acusaban de ser demasiado amable cuando trataba por teléfono con clientes, en su mayoría personas mayores de 70 años.
Desde la distancia y la serenidad de los cinco meses que han pasado veo las cosas más claras.
Siempre me he dedicado de una u otra forma a la atención al cliente, en ventas y administración, en tiendas como dependienta. He trabajado con artículos muy diferentes en distintas empresas: libros, moda, móviles, infantil, bisutería y accesorios, ...
Para mí, el que me guste más o menos el producto a vender hace que me pueda implicar más o menos pero hay veces que jefes y jefas te contagian con su hacer. Otros, lamentablemente no.
He librado conmigo misma muuuuuuuchas batallas internas por la incompatibilidad de horarios con mi familia; la jodida conciliación... No estar todo lo que quisiera con los míos, la casa, los pagos ya son suficientes; pero si encima, haces como hacía yo, machacándome.
Hacer lo que te gusta que te guste lo que haces como para que además te veas obligada por tus superiores a actuar de una forma comercial extremadamente agresiva, que desafía cada día a tus valores, que critica tu forma de hablar y de reír.
Hasta que un día te levantas de tu mesa sabiendo que hasta aquí hemos llegado. Que ese gesto no significa sólo levantarte de tu puesto de trabajo sino levantarte y despertarte en tu vida. Un cambio necesario. Una crisis que te está ahogando, pero casi menos que tus jefes, que te exprimen la alegría y positividad que te ha costado encontrar. Quieres plantar cara a todo sabiendo que te arriesgas mucho económicamente pero ya no importa, estás en una dimensión diferente, en la que te pierdes.
No va conmigo gritarle a una señora de 75 años. Ni discutir con sus hijos. Ni hacer de teleoperadora soyundiscoralladonomeimportaloquemedices.
Desde ese día hace cinco meses soy más que nunca Los zapatos de mamá. En cuerpo y alma.
Te cuento más muy pronto! Gracias por leer. Post by Merche
Comentarios