“ es hora de empezar a andar
se acabaron las lágrimas
(…)
abre tu jaula ya ”
Ratos en buena compañía, de esos que empiezan por la mañana y se alargan horas hasta la cena son una de las cosas que me hacen volver a sintonizar conmigo misma y con lo que me rodea. Sentimientos contradictorios que afloran. No pensar por unas horas en pagos pendientes o quizá ordenar los problemas desde otro ángulo mientras los compartes. Conversaciones en las que te puedas reír de ti misma, sin hacerte la mártir, a ver quién sufre más. Arroparme con una noche bonita, una luna llena, una buena temperatura, un día lleno de cosas simples y agradables. Alegrarte por las ilusiones de los demás.
¿Dónde está el interruptor que me pone positiva?
¿Cuándo ha pasado que, de repente, soy yo la que habla irónica pero esperanzada y hasta contenta? De mi relación, de mi hijo, de la hipoteca, de la búsqueda de trabajo… Por unas horas, relajada y hasta sin cansancio ni dolores.
Pasa que, un día cualquiera, las mismas letras de las mismas canciones tienen otro sentido para mí. El mismo cd que lleva más de un año en el coche suena diferente cuando estás abierta a disfrutar. Corriendo por la vida, unos días con la carga de cosas tristes, otros días con culpa, otros simplemente cansada. A veces amargada y cabreada más conmigo que con nadie, borde e irreconocible.
“…abrazados les llegó el amanecer
les sorprendió la luz
entre las barcas tiritando,
creando con sus manos
mil maneras de querer,
casi desnudos
y haciendo el amor por tangos…”
¿En qué momento deja una de tener detalles aun estando enamorada? ¿Cuánto dura la pasión? ¿Va y viene? ¿Son los sentimientos lo que cambia es sólo la forma de dar y recibir?
Si estoy receptiva a disfrutar inconscientemente me abro a saborear los momentos de otra forma, de una manera mejor para mí y por lo tanto para los míos. Más sana. Más feliz. Por fijarme en las nuevas muecas de mi hijo al hablar y disfrutar de ellas, escucharle atropellar palabras y copiar nuestras expresiones (sí, sobretodo copia lo malo y eso no mola tanto…) Encarar de otra manera cuando se vuelve insoportable y hay que regañarle. Perderme en otros pensamientos, recuerdos o planes mientras él juega.
Mirar a mi marido, que se remueva amor en mí. Darme cuenta que han pasado doce años! Que no somos adolescentes y necesitamos algunos días volver a serlo, perder mala leche y ganar ilusión y ganas frente a la vida. Recordar cuando sólo necesitaba su olor, su pìel, su abrazo, su presencia. Que esas sensaciones han dado paso a otras diferentes pero no peores.
“ Una sola mirada (…)
Quién
abrirá la puerta hoy
para ver salir el sol
sin que lo apague el dolor
que me dejó aquella obsesión
(…)
Quién
va a quererme soportar
y entender mi mal humor
(…) “
“ (…) soy adicta a tu luz
en cualquier dirección que mire
siempre estaré rodeada por un abrazo tuyo (…) “
Feliz y romántica semana. Post by Merche
Comentarios